La fortaleza de una gestión de gobierno depende más de su representatividad política que de decisiones administrativo institucionales.
En la ciudad de Santa Rosa el gobierno del Frepam ha realizado avances sustanciales en el orden financiero, como así también, ha logrado una coherencia entre el decir y el hacer, sin demagogias, sin políticas efectistas y con gran voluntad para mejorar el Estado como herramienta institucional, de esta manera llegamos al final de esta experiencia de gestión en la capital provincial.
Podemos verificar que el intendente y sus colaboradores han hecho todo el esfuerzo a su alcance para el mejor gobierno en Santa Rosa, pero el resultado ha sido insuficiente. La amplitud, la riqueza militante y programática de los partidos del Frepam, la integración política y social, no han sido aprovechadas para potenciar la gestión municipal en todas las áreas, es por eso que las características que indefectiblemente debe tener un gobierno plural, estuvieron ausentes de este periodo.
En cambio la presencia de dichas características forman el círculo virtuoso de la participación, del dialogo genuino, de la amplitud, de la convocatoria permanente, de la pluralidad de ideas.
Siempre debemos volver a la naturaleza (cuando la cosa se desnaturaliza) de esta gestión municipal, donde los partidos políticos que integran el Frepam han sido los mentores de una fuerza política que la sociedad puso en el gobierno. Pero luego sucedió lo que no debía suceder; se activo un mecanismo que aisló a los partidos en las decisiones, para ser sustituidos por funcionarios de diversa procedencia pero coherentes ellos en ignorar el marco de los partidos políticos, para llevar adelante el gobierno municipal.
Las instancias que el Frepam no supo constituir para la discusión del rumbo de gobierno son la deuda pendiente que tenemos frente a los propios partidos y la sociedad. La gestión debe ser proporcionalmente abarcativa a su integración política. No cumplir esa premisa puede tener los riesgos de transformar un gobierno plural, en una autocracia.
Apelando a la experiencia, los socialistas insistimos en la conformación de un ámbito de discusión política de los partidos con incumbencia en las decisiones de sus propios gobiernos.