Los alumnos deben poder aprender y los docentes poder enseñar en mejores condiciones
Por Adrián Peppino
Diputado Provincial
Secretario General PS La Pampa
Logramos dejar atrás 16 años de la Ley Federal de Educación, que nos mantuvo sometidos a un discurso facilista donde las políticas educativas se reducián la mejora del edificio, las nuevas computadoras, la cobertura escolar, lo que no implicó necesariamente la reforma real y la reforma política, que se había planteado.
En este momento, lo que queremos analizar, diagnosticar, poder pensar, poder responder es: ¿Cuales son las condiciones pedagógicas de la plena inclusión a la escuela?
Cuando se trató la Ley en nuestra Provincia, nuestro Bloque Socialista incorporó un conjunto de modificaciones tendientes a generar la posibilidad de que los maestros puedan enseñar y los alumnos puedan aprender en mejores condiciones.
Veíamos que la norma por si sola no produciría los cambios buscados, ya que la aplicación de la misma se debía realizar sobre una situación que no podía eludir el conflicto contemporáneo, el sufrimiento institucional, la actual configuración socio económica caracterizada por una creciente desigualdad, las actuales condiciones en las que trabaja el docente y, en la manera en que el Estado sostiene la escolaridad. Todo ello configura verdaderas dificultades que impiden la implementación de la Ley de Educación aprobada en el 2009, en la Cámara de Diputados de nuestra Provincia, por un consenso absoluto en la mayoría de su redacción además del consenso social.
Sin embargo, con una nueva Ley, con un nuevo enfoque, los docentes tienen dificultades para enseñar y los alumnos tienen dificultades para aprender. Por eso, lo que los socialistas queremos comenzar a discutir, desde los espacios institucionales, gremiales y desde nuestro partido es: cuales son esas condiciones pedagógicas cuando hablamos de la enseñanza y del aprendizaje, sin caer en la trampa oficialista que limita esa discusión al aula, a lo que acontece en cuatro paredes, colocado como único responsable del cambio (o no cambio) al docente.
El Estado es el responsable de la enseñanza, y es éste Estado el que debe generar condiciones pedagógicas de escolarización.
Hoy la diversidad es parte de esta nueva ley y parte de la realidad. Debemos volver a la más temprana escolaridad, hablamos de 3 años, porque la diversidad es cultural y la diferencia de capital cultural es anterior a la escuela. Cuanto antes les podamos brindar herramientas a nuestros niños, niñas y adolescentes, antes podremos acortar las diferencias y si bien la compensación no es la única responsabilidad que tiene la escuela, es una de las primeras. Cuanto más queda descompensado el sujeto que ingresa, más queda librado a su suerte.
Hay que intervenir fuertemente para que el Estado asuma otro rol, corremos el riesgo de pensar que el funcionamiento de la escuela es un atributo de los individuos y que la escolaridad y la educabilidad es una atribución de la situación del contexto social y político. Eso implica que al hablar de la desigualdad, se debe tener una estrategia desde el Estado para combatirla, y no dejar al docente solo en el aula con más de 30 alumnos, con 4 alumnos con discapacidad entre ellos.
El Estado también debe ser garante de las políticas públicas que suponen la inclusión como sujetos, y la inclusión de los sujetos, se desarrolla en la escuela. Esa escuela centra su proceso de apropiación, en el proceso de enseñanza-aprendizaje que necesariamente requiere el apoyo del Estado.
Si depositamos la responsabilidad en el docente, éste no puede solo y lo remite a la voluntad, y la voluntad no es el lugar donde se edifica un sistema educativo democrático.
Por Adrián Peppino
Diputado Provincial
Secretario General PS La Pampa
Logramos dejar atrás 16 años de la Ley Federal de Educación, que nos mantuvo sometidos a un discurso facilista donde las políticas educativas se reducián la mejora del edificio, las nuevas computadoras, la cobertura escolar, lo que no implicó necesariamente la reforma real y la reforma política, que se había planteado.
En este momento, lo que queremos analizar, diagnosticar, poder pensar, poder responder es: ¿Cuales son las condiciones pedagógicas de la plena inclusión a la escuela?
Cuando se trató la Ley en nuestra Provincia, nuestro Bloque Socialista incorporó un conjunto de modificaciones tendientes a generar la posibilidad de que los maestros puedan enseñar y los alumnos puedan aprender en mejores condiciones.
Veíamos que la norma por si sola no produciría los cambios buscados, ya que la aplicación de la misma se debía realizar sobre una situación que no podía eludir el conflicto contemporáneo, el sufrimiento institucional, la actual configuración socio económica caracterizada por una creciente desigualdad, las actuales condiciones en las que trabaja el docente y, en la manera en que el Estado sostiene la escolaridad. Todo ello configura verdaderas dificultades que impiden la implementación de la Ley de Educación aprobada en el 2009, en la Cámara de Diputados de nuestra Provincia, por un consenso absoluto en la mayoría de su redacción además del consenso social.
Sin embargo, con una nueva Ley, con un nuevo enfoque, los docentes tienen dificultades para enseñar y los alumnos tienen dificultades para aprender. Por eso, lo que los socialistas queremos comenzar a discutir, desde los espacios institucionales, gremiales y desde nuestro partido es: cuales son esas condiciones pedagógicas cuando hablamos de la enseñanza y del aprendizaje, sin caer en la trampa oficialista que limita esa discusión al aula, a lo que acontece en cuatro paredes, colocado como único responsable del cambio (o no cambio) al docente.
El Estado es el responsable de la enseñanza, y es éste Estado el que debe generar condiciones pedagógicas de escolarización.
Hoy la diversidad es parte de esta nueva ley y parte de la realidad. Debemos volver a la más temprana escolaridad, hablamos de 3 años, porque la diversidad es cultural y la diferencia de capital cultural es anterior a la escuela. Cuanto antes les podamos brindar herramientas a nuestros niños, niñas y adolescentes, antes podremos acortar las diferencias y si bien la compensación no es la única responsabilidad que tiene la escuela, es una de las primeras. Cuanto más queda descompensado el sujeto que ingresa, más queda librado a su suerte.
Hay que intervenir fuertemente para que el Estado asuma otro rol, corremos el riesgo de pensar que el funcionamiento de la escuela es un atributo de los individuos y que la escolaridad y la educabilidad es una atribución de la situación del contexto social y político. Eso implica que al hablar de la desigualdad, se debe tener una estrategia desde el Estado para combatirla, y no dejar al docente solo en el aula con más de 30 alumnos, con 4 alumnos con discapacidad entre ellos.
El Estado también debe ser garante de las políticas públicas que suponen la inclusión como sujetos, y la inclusión de los sujetos, se desarrolla en la escuela. Esa escuela centra su proceso de apropiación, en el proceso de enseñanza-aprendizaje que necesariamente requiere el apoyo del Estado.
Si depositamos la responsabilidad en el docente, éste no puede solo y lo remite a la voluntad, y la voluntad no es el lugar donde se edifica un sistema educativo democrático.