sábado, 9 de agosto de 2008

Editorial - De la transición a la verdadera transformación

El 31 de Agosto será tal vez, para los santarroseños, el día más importante de la oposición desde la vuelta de la democracia. Nunca se estuvo tan cerca de poder impregnar una forma de gobierno que pueda poner en relieve el despilfarro e improvisación de los gobiernos justicialistas en la capital provincial, pero para ello no alcanza con ganar, es necesaria una profunda transformación de la politiquería clásica.
La idea fuerza, para el paso de la intervención a la consolidación de una vida democrática en armonía y sin tensiones permanentes, debe sostenerse en un sistema de pactos con los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil y los vecinos no organizados; dicho pacto deberá tener dos dimensiones de acuerdos: por un lado el mínimo consenso sobre las reglas de juego que permitan el disenso dentro de un marco institucional y por el otro, un consenso sobre las reformas básicas que necesita inevitablemente realizar el primer gobierno del Frepam.
No se pasa de la “Locura Autoritaria” a una democracia participativa solo con el respeto a las instituciones y el cumplimiento de los procedimientos administrativos, a pesar de que es imprescindible resulta insuficiente. Se pasa a otro estadio de democracia con una transformación social, cultural, educativa y político institucional, que puedan direccionarse en principios opuestos a los que han regido hasta aquí los gobiernos justicialistas.
-Al manejo clientelar de los recursos publicos, oponerle el presupuesto participativo como herramienta de los vecinos para decidir el destino de sus dineros;
-A la aplicación inconsulta de políticas publicas por parte del intendente que cuenta con un rebaño sordo mudo en el Concejo Deliberante oponerle herramientas de consulta como son el plebiscito y el referéndum;
-A la exclusiva asignación de los servicios públicos esenciales a empresas privadas, oponerle alternativas mixtas, estatales o cooperativas;
-Pero falta el asunto esencial que deberá ser transformado: a la lógica política del que gana gobierna, mientras que el resto acompaña, se deberá oponer una cultura de coalición con mecanismos institucionales que permiten garantizar la mayor gobernabilidad necesaria para la mayor transformación en la forma de hacer política que mejore verdaderamente la vida de los Santarroseños.
En la medida que podamos sostener el timón en esa perspectiva, es en la medida que podamos contrastar los peores gobiernos y demostrar que se puede gobernar con transparencia y con eficiencia.

¡Pero antes, a GANAR COMPAÑEROS!