Recordamos en este número la figura de Alicia Moreau de Justo, una mujer socialista que desafió su condición de género para la época en que le tocó vivir, fue una activa militante y su ejemplo marcó una impronta para los y las socialistas de varias generaciones.
Alicia Moreau de Justo nació en Londres, Inglaterra, lugar en el que se encontraban exiliados sus padres, el 11 de octubre de 1885.
Hija de un revolucionario francés, Armando Moreau, y de María Denanpont. Ambos emigraron a la Argentina en 1890 durante la gran oleada inmigratoria generada por las políticas económicas de la Generación del Ochenta, cuando se sostenía que el crecimiento del país se concretaría por la inmigración proveniente de Europa y la incorporación como proveedores de materia prima en el sistema de división internacional del trabajo.
En Argentina, Armando Moreau, dada su formación y militancia, se integró rápidamente a los grupos socialistas que lideraban el naciente movimiento obrero argentino.
Su hija Alicia lo acompañaba permanentemente en esas actividades.
Estudió en el Colegio Normal Nº 1 en el que recibió clases de Filosofía dictadas por Hipólito Yrigoyen. En este establecimiento hizo el magisterio. Desafiando las concepciones de la época, cuando pocas mujeres asistían a la universidad, y menos aún, para estudiar medicina, se graduó de médica en 1914 con diploma de honor con un trabajo sobre “La función endócrina del ovario”.
De su matrimonio con Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista, nacieron sus hijos Juan, Luis y Alicia Justo.
Más allá de los datos biográficos, debemos destacar en Alicia Moreau el desafío a una dirigente de gran significación en su época, compromiso y su invalorable aporte progresista en diversos campos como la educación, la medicina, la sociedad y la política.
Todas acciones que quedaron plasmadas a través de su participación en organizaciones que defendieron los derechos de la mujer, (como el derecho al voto), los derechos humanos y en sus libros, entre ellos "La mujer en la Democracia" y "El Socialismo según la definición de Juan B. Justo". Dirigió la revista "Vida Femenina" y fue directora de la publicación socialista “La Vanguardia”. En su lucha por la paz –se opuso férreamente a la guerra de Malvinas en 1982– y en su militancia política dentro del socialismo, en el que impulsó con firmeza la unidad en tiempos de disgregaciones y confrontación.
Para dar cuenta de su altura intelectual, rescatamos un breve fragmento de su pensamiento:
“Siempre creí que este país merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría. Recuerdo los barrios obreros de esta ciudad cuando llegábamos con las banderas rojas, y la gente se iba reuniendo y se iban logrando cosas. Cuando el partido socialista era una parte linda de la vida. Cuando las mujeres nos juntamos por primera vez y empezamos a pelear por nosotras...".